Me repito la escena en la cabeza
una y otra vez, de un lado, del otro . Me han dicho que me vaya a
dormir, que descanse, pero mientras el tiempo, que todo lo cura, que
todo lo borra, pasa, la probabilidad de despertar de esta pesadilla
se aleja.
Entro en el portal con varias bolsas
cargadas de vìveres necesarios, superfluos y el carrito con mi hija
de seis meses. El bebé hace su siesta y yo aprovecho para subir la
compra al apartamento antes de coger a Elisa. Vivimos en el primero y
podemos seguir el trànsito del edificio, desde la cocina, el salòn,
la habitaciòn y la taza del vàter. Entro en casa sin cerrar la
puerta, dejo las bolsas en la entrada y bajo a recoger a mi hija. Han
sido tres segundos. Cuatro. Pero cuando me asomo al carrito, està
vacio. Miro a ambos lados, es un reflejo, un gesto inùtil, estoy
sola.
Luego el policia que anota, que tacha,
ajeno, indiferente, mientras el tiempo, que nada borra, que nada
cura, pasa. Mi marido, que llega, que me dice con voz serena -No
tenemos ninguna hija, Marisa. El carrito vacio en el portal es de
Sofìa, nuestra vecina. Tu sabes que Elisa no existe- Y yo que le
creo y que me creo, me repito la escena una y otra vez, con Elisa y
sin ella, y en ambos casos no consigo despertar de esta pesadilla.
Maria Fraile
(Relato publicado en el número tres de la revista literaria Visor http://issuu.com/visorliteraria/docs/revista_literaria_visor_-_n___3)
(Relato publicado en el número tres de la revista literaria Visor http://issuu.com/visorliteraria/docs/revista_literaria_visor_-_n___3)
Excelente...estremecedor !!!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado y...siento el sobresalto :))
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