El hombre era un ansias,
siempre a la carrera, siempre angustiado por llegar el primero fuese
donde fuese. En la sala de embarque, el primero. Frente a las puertas
del tranvía, el primero. En las taquillas. En las inscripciones. En
las rebajas. El primero, el primero, el primero. Incluso en la
primera incineración familiar fue el primero, el muy ansias no
soportó verse detrás del cajón y pasó delante del muerto.
Maria Fraile
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